Suárez, Pablo

Pablo Roberto Suárez, nacido en Argentina, fue un destacado pintor y escultor cuya trayectoria artística se consolidó como una de las más singulares del panorama contemporáneo del país.
Hijo del médico y pintor aficionado Roberto Suárez Baconé y de María Consuelo San Germán, pianista de formación, Suárez creció en un entorno donde el arte y la sensibilidad estética estaban presentes desde temprano. En 1955 ingresó a la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, aunque pronto abandonó esa carrera para dedicarse a otras inquietudes. En esa época también practicaba boxeo, disciplina a la que se dedicó como amateur durante un tiempo.
A pesar de considerarse autodidacta, recibió formación en los talleres de Raquel Forner y Alfredo Bigatti. Su decisión de volcarse completamente al arte surgió entre 1957 y 1958, alentado por figuras relevantes como Germaine Derbecq, Alberto Greco y especialmente Antonio Berni, quien se transformó en uno de sus principales referentes. Berni no sólo estimuló su búsqueda artística, sino que lo integró a su entorno creativo, convirtiéndose en su mentor y guía en los primeros pasos del camino artístico.
Su debut en el circuito institucional ocurrió en 1959, cuando participó en el Salón Municipal «Manuel Belgrano», en el Museo Municipal «Eduardo Sívori» de Buenos Aires, y también integró una muestra colectiva en Sofía, Bulgaria. En diciembre de 1961 realizó su primera exhibición individual en la galería Lirolay, donde presentó obras como Los tres en soledad (1960), Los espectadores (1961), El penitente (1961) y Los condenados a muerte (1961), además de dibujos.
Durante los años sesenta frecuentó el célebre bar Moderno, espacio de reunión para artistas influyentes como Emilio Renart, Jorge de la Vega, Rubén Santantonín, Ricardo Carreira, Oscar Bony y el propio Alberto Greco.
En 1965, tras obtener una beca, viajó a Estados Unidos y participó de la exposición The Emergent Decade. Latinamerican painters and painting in the 1960’s, curada por Thomas Messer. Esta muestra itinerante inició en el Museo de Bellas Artes de Caracas y culminó en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York. Ese mismo año colaboró con Rubén Santantonín y Marta Minujín en la emblemática instalación La Menesunda, presentada en el Instituto Di Tella, donde modeló una gran cabeza femenina en poliéster opaco y lana de vidrio para uno de los espacios del recorrido.
Entre 1964 y 1966 participó de Un día de nuestras vidas, un happening realizado en la Galería Guernica, junto a Minujín, Santantonín y otros creadores.
A comienzos de los años setenta, en respuesta al clima político y al desgaste de ciertos lenguajes artísticos, Suárez se retiró temporalmente de la escena y se instaló en San Luis. En 1972 retomó la pintura, enfocándose en paisajes suburbanos y ambientes interiores, donde reinterpretó desde el humor obras de Florencio Molina Campos.
Durante la década de 1980, se trasladó al barrio porteño de Mataderos, escenario que inspiró muchas de sus obras de ese período. En este contexto, marcado por el retorno a la democracia, Suárez se integró al movimiento de arte alternativo, especialmente en espacios como el Parakultural. Allí desplegó una pintura vibrante, con fuerte presencia del color y una pincelada expresiva. En estas obras también incursionó en lo grotesco, incorporando figuras en resina que rompían el plano del lienzo y se proyectaban hacia el espacio tridimensional.
Fue docente del Taller Barracas, destinado a artistas becados por la Fundación Antorchas, y en el año 2000 se estableció en Colonia del Sacramento, Uruguay. Pablo Suárez falleció en Buenos Aires en abril de 2006, a los 69 años.
Ha recibido las siguientes distinciones:
Premio Konex 1992: Nuevas Propuestas
Premio Konex de Platino 2002: Escultura, correspondiente al quinquenio 1997-2001
Premio Konex 2012: Escultura y Objeto, por el quinquenio 2002-2006 (otorgado póstumamente)
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