Prados, Emilio

Prados, Emilio

Emilio Prados Such nace en Málaga, en el 4 de marzo de 1899 – fallece en México, el 24 de abril de 1962. Ae destacó como un renombrado poeta español, integrante destacado de la Generación del 27.

Sus años iniciales transcurrieron en Málaga, donde cursó sus estudios de bachillerato y se sumergió en el ambiente bohemio de la ciudad, frecuentando las tertulias del Café Inglés, ubicado en la emblemática calle Larios. En este espacio, entabló amistad con otros jóvenes poetas de la talla de Manuel Altolaguirre, José Moreno Villa, José María Hinojosa y José María Souvirón.

En 1914, Emilio Prados asegura un lugar en el Grupo de Niños de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Durante su estancia en este internado, entabla una cercana relación con Juan Ramón Jiménez, figura recurrente entre los invitados, cuya influencia, sumada al amor por la lectura inculcado por su abuelo Miguel Such y Such desde temprana edad, sería determinante en su vocación por la poesía. En 1918, se une al grupo universitario de la Residencia, un epicentro de las corrientes vanguardistas y el pensamiento intelectual europeo, así como un espacio de intercambio continuo entre las ciencias y las artes. Es en este contexto fértil donde germina la Generación del 27, y Prados forja lazos con figuras como Federico García Lorca, Luis Buñuel, Juan Vicens, José Bello y Salvador Dalí. En el verano de 1924, retorna a su natal Málaga, donde prosigue su labor como escritor y, junto a Manuel Altolaguirre, funda y dirige la influyente revista Litoral. Este medio, emblemático del renovador panorama cultural de los años 20, refleja en sus páginas el diálogo entre la poesía, la música y la pintura que tanto enriqueció su experiencia en la Residencia de Estudiantes. En las páginas de Litoral, Prados logra reunir bajo un único estandarte creativo a destacadas figuras como Jorge Guillén, Moreno Villa, Manuel de Falla, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Ángeles Ortiz y Federico García Lorca, entre otros insignes artistas de la época.

En 1925, Emilio Prados inicia su incursión como editor en la prestigiosa imprenta Sur, donde colabora estrechamente con Altolaguirre. Desde estos talleres, se publican numerosas obras emblemáticas de la poesía del 27. La meticulosa labor de edición llevada a cabo por ambos poetas les otorga renombre a nivel internacional.

Paralelamente a su labor creativa, su compromiso con las causas sociales se va consolidando, mostrando un creciente interés por los estratos más desfavorecidos de la sociedad. Durante el período de la República, en 1934, su adhesión a las ideas de izquierda se manifiesta abiertamente. El clima de violencia que azota Málaga con el estallido de la guerra, y la trágica muerte de su amigo José María Hinojosa, fusilado en las tapias del cementerio de San Rafael por un grupo de milicianos del ejército republicano que habían tomado previamente la Prisión Provincial, lo lleva a trasladarse a Madrid. Allí, se une a la Alianza de Intelectuales Antifascistas, contribuyendo en labores humanitarias y participando en la organización del II Congreso Internacional de Escritores, así como en la edición de diversas obras, entre ellas «Homenaje al poeta Federico García Lorca» y «Romancero general de la guerra de España». Durante este período, también ve la luz varias de sus propias creaciones literarias. Su valiosa contribución a la literatura de guerra se ve reconocida con el Premio Nacional de Literatura en 1938, por su recopilación poética titulada «Destino fiel».

Poco después, Prados se traslada a Barcelona, donde, nuevamente en colaboración con Altolaguirre, asume la responsabilidad de dirigir las «Publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública». Sin embargo, la situación política en la España de principios de 1939 se torna insostenible para un republicano comprometido, por lo que toma la decisión de exiliarse en París. El 6 de mayo de 1939, junto con otros destacados intelectuales republicanos, parte hacia México, donde establecerá su residencia hasta su fallecimiento en 1962.

A pesar de contar con escasos recursos económicos, llegando a depender del dinero que su hermano le enviaba desde Canadá cuando no conseguía empleo, Prados demuestra una generosidad sin igual al adoptar y criar a dos huérfanos durante su estancia en México.

Entre sus principales obras se encuentran:

Tiempo, 1925.
Veinte poemas en verso,
Seis estampas para un rompecabezas, 1925.
Canciones del farero, 1926.
Vuelta, 1927.
El misterio del agua, 1926-27, publicado en 1954, (en Antología), y
Cuerpo perseguido, 1927-28, publicado en 1946.
La voz cautiva, 1932-35.
Andando, andando por el mundo, 1931-35.
Calendario completo del pan y del pescado, 1933-34.
La tierra que no alienta,
Seis estancias,
Llanto en la sangre, 1933-37.
El llanto subterráneo, 1936.
Tres cantos,
Homenaje al poeta Federico García Lorca contra su muerte,
Romances,
Romancero general de la guerra de España,
Cancionero menor para los combatientes, 1938, y
Destino fiel (recopilación de toda su poesía de guerra), Premio Nacional de Literatura en 1938.
Memoria del olvido, 1940.
Jardín cerrado, 1940-46.
Mínima muerte, 1944.
Penumbras,
Dormido en la yerba, 1953.
Río natural, 1957.
Circuncisión del sueño, 1957.
La piedra escrita, 1961.
Signos del ser, 1962.
Transparencias, 1962.
Cita sin límite (edición póstuma), 1965, y
¿Cuàndo volverán?, 1936 y 1939.

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