Gómez Carrillo, Enrique

Gómez Carrillo, Enrique

Enrique Gómez Tible, también reconocido bajo el seudónimo de Enrique Gómez Carrillo, fue un destacado crítico literario, escritor, periodista y diplomático guatemalteco que obtuvo la ciudadanía argentina.

A lo largo de su vida, produjo cerca de ochenta obras literarias, en diversos géneros, pero es principalmente reconocido por sus crónicas internacionales. En ellas, desplegó una prosa vanguardista que lo llevó a ser considerado el «Príncipe de los Cronistas». Además de su labor literaria, se destacó como cónsul del gobierno del licenciado Manuel Estrada Cabrera en importantes ciudades como Madrid, Londres, Hamburgo y París. Por su vida bohemia y nómada, así como por sus matrimonios con las escritoras y artistas Aurora Cáceres (1905-1906), Raquel Meller (1919-1920) y Consuelo Suncín (1926-1927), se convirtió en una figura de gran relevancia en la cultura latinoamericana.

Enrique Gómez Carrillo vio la luz en la Ciudad de Guatemala el 27 de febrero de 1873. Sus progenitores fueron Agustín Gómez Carrillo, oriundo de Guatemala, y Josefina Tible, ciudadana española de origen belga. En 1881, la familia emigró a España y, posteriormente, se asentó en Santa Tecla, El Salvador, debido a que no compartían los métodos de gobierno del general presidente Justo Rufino Barrios. Regresaron a Guatemala tras la muerte de Barrios, ocurrida en 1885. Enrique Gómez Carrillo asistió al Instituto Nacional Central para Varones, donde fue objeto de burlas por parte de sus compañeros, quienes lo apodaban «Comestible». Como consecuencia, decidió cambiar su apellido por el de su padre, «Gómez Carrillo».

Aunque no destacó por su rendimiento académico, Enrique Gómez Carrillo inició su carrera como escritor en diciembre de 1889, con una columna en el periódico El Imparcial denominada «Corona Fúnebre». En ella, realizó una crítica cáustica de la obra del fallecido novelista e historiador guatemalteco José Milla y Vidaurre. Manuel Coronel Matus, periodista nicaragüense que dirigía el periódico oficial El Guatemalteco, lo ayudó a redactar el artículo y lo recomendó al director de El Imparcial. Si bien este texto fue blanco de numerosas críticas por parte de los admiradores de Milla, también evidenció el talento crítico de Enrique Gómez Carrillo.

A los dieciocho años, ya se encontraba en la Ciudad Luz, donde se codeó con célebres escritores como Verlaine, Moréas y Leconte de Lisle, entre otros. También comenzó a disfrutar de la vida bohemia que lo caracterizaría, lo que motivó al gobierno guatemalteco a retirar la beca que le había otorgado. Solo la recuperó cuando prometió regresar a Madrid.

A finales de 1891 llegó a la capital española, donde gracias al apoyo de algunos guatemaltecos que vivían allí, publicó su primer libro, Esquisses. Este volumen incluye retratos de varios escritores de la época y colaboraciones en publicaciones como Madrid Cómico, La Vida Literaria, Blanco y Negro, La Ilustración Española y Americana y Revista Crítica. A pesar de las adversidades, Gómez Carrillo perseveró y regresó a París en agosto de 1892.​

Al año siguiente, publicó Sensaciones de Arte, su segunda obra, lo que le valió ser llamado «el genio de 21 años». Aunque disfrutaba del ajenjo con sus amigos literatos parisinos, escribía en español, ya que su habilidad para manejar la lengua castellana no se trasladaba a la lengua francesa. En 1894, publicó Literatura Extranjera, Estudios Cosmopolitas, que fue aclamada por la crítica y le granjeó una gran reputación. Su fama se extendió rápidamente, hasta Guatemala llegaban los ecos de su prestigio.

En abril de 1895, Gómez Carrillo partió hacia El Salvador, después de recibir la noticia de que el general presidente de ese país, Rafael Gutiérrez, lo nombraría cónsul general en París. Después de un naufragio en Colombia, llegó a El Salvador, donde fue recibido como un sobreviviente y varios ciudadanos le dieron ropa y dinero para que se recuperara. En El Salvador, publicó su libro Literatura Extranjera con el nuevo título de Notas y Estudios, el cual le proporcionó un gran número de lectores en América Central. Después de una breve visita a su familia en Guatemala, regresó a París, donde ese mismo año fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia Española.

Hacia 1897, Gómez Carrillo había alcanzado el estatus de escritor destacado gracias a su habilidad para cautivar a sus lectores, lo que se atribuía a su estilo de vida extravagante. Esto se ve reflejado en sus obras de la época, como Notas sobre las enfermedades de la sensación desde el punto de vista de la literatura, Almas y cerebros (1900),​ y Del amor, del dolor y del vicio, así como en cuentos como Marta y Hortensia, donde abiertamente trató el tema del amor entre mujeres. Si bien los críticos eran reservados en cuanto a los temas, no escatimaban en elogios hacia el autor.

Desde su llegada a Europa, Carrillo envió sus escritos de crítica y opinión a El Liberal, un respetado periódico español. Como periodista en Europa, Carrillo se destacó por su habilidad para narrar historias, y pocos periodistas podían igualarlo, y ninguno podía superarlo, por lo que se ganó el sobrenombre de «El Príncipe de los Cronistas». Su obra es vasta y se desconoce en su totalidad, ya que colaboró con numerosas publicaciones, entre las que destacan La Nación y La Razón en Buenos Aires (Argentina), Diario de La Marina en La Habana (Cuba), y El Liberal, Blanco y Negro, La Esfera, Pluma y Lápiz, Electra, El Imparcial y ABC en Madrid (España). Solo en El Liberal, Carrillo escribió más de 2.667 crónicas entre 1899 y 1920, y en ABC escribió más de 570 crónicas entre 1921 y 1927.

En 1907, Carrillo fundó la revista El Nuevo Mercurio, que contó con la contribución de destacados escritores hispanoamericanos como Catulle Mendes, Jean Moréas, Ruben Darío, José María Vargas Vila, Miguel de Unamuno, Manuel Ugarte y Amado Nervo, entre otros. A pesar de la calidad de sus artículos, la revista tuvo que cancelarse debido a su falta de popularidad.

Carrillo falleció en París el 27 de noviembre de 1927, y fue sepultado en el Cementerio de Père Lachaise, donde también reposan los restos de su esposa Consuelo, quien era condesa de Saint-Exupéry debido a su tercer matrimonio con el piloto y escritor francés Antoine de Saint-Exupéry en el momento de su muerte.

Entre sus principales obras se encuentran:

La Rusia actual, 1906
De Marsella a Tokio, sensaciones de Egipto, la India, la China y el Japón, 1906
El alma japonesa. 1907
La Grecia eterna, 1909
El Japón Heroico y Galante, 1912
Romerías, 1913
La sonrisa de la esfinge, 1913
Jerusalén y la Tierra Santa, 1914
En el corazón de la tragedia, 1917
Vistas de Europa, 1919
El encanto de Buenos Aires, 1921
Campo de Batalla y Campos de Ruinas, 2014
Pequeñas historias de la Gran Guerra
Sensaciones de arte, 1893
Literatura extranjera, 1895
El modernismo, 1905
Treinta años de mi vida; El despertar del alma, 1918
Literaturas exóticas, 1920
Safo, Friné y otras seductoras, 1921
El misterio de la vida y de la muerte de Mata-Hari, 1923
Las cien obras maestras de la literatura universal, 1924
La nueva literatura francesa, 1927
Almas y cerebros: historias sentimentales, intimidades parisienses, etc, 1900
Maravillas, novela funambulesca, 1906
El evangelio del Amor, 1922
La teta y la maleta
Manuel Estrada Cabrera, 1898
Guatemala y su gobierno liberal: conferencia leída en La Sorbona de París, 1902

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