Dorronzoro, Dardo Sebastián
Dardo Sebastián Dorronzoro, un artista nacido el 14 de julio de 1913 en San Andrés de Giles, Argentina, destacó como poeta y forjador de versos. Proveniente de la unión de Helena López y Luis Dorronzoro, creció en una familia numerosa con siete hermanos y hermanas. Durante su juventud, su familia se estableció en la pintoresca ciudad de Luján.
A lo largo de su trayectoria, experimentó diversos lugares de residencia, desde las calles Alsina y Lavalle hasta el bullicioso barrio San Cayetano. Fue en estos entornos donde cultivó su destreza en la herrería, forjando con maestría en su propio taller y en talleres ajenos, como aquel situado en la confluencia de las calles San Martín y Sarmiento, un sitio honrado hoy con una Baldosa que perpetúa su legado y maestría artesanal.
No sólo como herrero se destacó Dardo, sino también como un poeta talentoso que, en ocasiones, era apodado el «poeta herrero», donde su pluma trascendía las fronteras locales al publicar sus poesías en periódicos de la región y ciudades distantes, además de la reconocida obra «Una sangre para el día».
El espíritu creativo de Dardo fluía tanto en la fragua como en la tinta, dejando un impacto profundo en el ámbito artístico y literario. Sus letras, cargadas de sensibilidad y compromiso, encontraron eco en los corazones de aquellos que tuvieron el privilegio de sumergirse en su poesía.
Dorronzoro no sólo dejó una huella en el mundo de la poesía y la herrería, sino también en la prosa literaria. Su legado como autor se enriqueció con la publicación de la novela «La nave encabritada», una obra que resonó entre sus lectores y demostró su versatilidad artística.
Tras su partida, Nelly tomó la iniciativa de honrar la memoria de Dardo recopilando muchos de sus poemas en el libro «Llanto americano» (1984). Esta emotiva compilación se convirtió en un testimonio perdurable de su pasión lírica.
Años después, gracias al apoyo y la admiración de sus amigos y seguidores, vieron la luz dos nuevas obras póstumas: el libro de poemas «Viernes 25» y la novela «Uno de los fusilados». Estas publicaciones revelaron facetas profundas y desconocidas de la creatividad de Dardo, dejando una impresión perdurable en el mundo literario.
Además de su faceta como escritor, Dardo compartía generosamente su sabiduría y pasión por la poesía con jóvenes de la ciudad en su hogar del barrio La Loma, donde conducía apasionantes talleres literarios. Su casa se convirtió en un espacio de encuentro para quienes buscaban conocer más sobre la literatura, y también, a medida que pasaba el tiempo, se abordaban temas políticos que reflejaban las convicciones sociales del poeta.
Dardo era un militante comprometido con ideales socialistas, una influencia evidente en su poesía, que reflejaba la realidad y los sueños de una sociedad en evolución.
La vida y obra de Dardo Sebastián Dorronzoro quedan grabadas en la memoria de quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo y en el legado literario que dejó para las generaciones venideras. Su pasión por la literatura y su compromiso con la justicia social continúan inspirando a aquellos que se adentran en sus versos y se maravillan con su arte literario.
Su poesía, impregnada de convicciones socialistas, revelaba una mirada aguda sobre la realidad social y una profunda empatía por los desfavorecidos. Cada verso destilaba la pasión y el compromiso de un hombre que creía en la lucha por la justicia y la equidad.
La oscuridad de los tiempos políticos no pasó inadvertida para Dardo, quien, al igual que otros militantes locales, sufrió la represión antes de la dictadura. Previendo el peligro, plasmó sus inquietudes en versos finales que Nelly, su compañera, halló en un cajón de su escritorio. En esos últimos versos, el presentimiento de la amenaza se manifestaba como un viento perturbador, una sombra que se cernía sobre la luz de su lámpara, simbolizando el peligro inminente que enfrentaba.
A comienzos de marzo de 1976, antes del golpe, Dardo fue secuestrado junto a Rubén Maggio y Graciela Erramuspe, pero afortunadamente fueron liberados. Sin embargo, la libertad fue efímera, ya que el 25 de junio del mismo año, un grupo de tareas irrumpió nuevamente en su hogar para llevárselo. Desde entonces, su ausencia se ha prolongado y el misterio de su destino perdura.
Dardo tenía tan solo 63 años cuando fue forzado a desaparecer, pero su legado literario y su valiente lucha por la justicia siguen vivos en la memoria colectiva. A través de su poesía, su nombre se ha convertido en un símbolo de la resistencia y de la búsqueda incansable por un mundo más justo y humano. Su desaparición, como la de tantos otros, es una cicatriz que aún duele en la historia de su país, pero su espíritu perdura en la lucha por la verdad y la memoria.
Entre sus principales obras se encuentran:
Novelas:
La nave encabritada, 1964
Poesía:
Una sangre para el día, 1975
Llanto americano, 1984
Viernes 25. Poemas y fragmentos de una búsqueda, 2016
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