Altolaguirre, Manuel

Altolaguirre, Manuel

Manuel Altolaguirre Bolín, reconocido como poeta y editor español, figura destacada dentro de la generación del 27, vio la luz en el distinguido entorno del Limonar Alto, un barrio señorial de Málaga, el 29 de junio de 1905. Proveniente de una familia acomodada, era hijo del respetado juez de instrucción, periodista y escritor Manuel Altolaguirre Álvarez, y de Concepción Bolín Gómez de Cádiz.

Sus años formativos transcurrieron en el prestigioso colegio de los jesuitas San Estanislao de Kostka en Málaga, donde cursó sus estudios de bachillerato, y más tarde, en la Universidad de Granada, donde se dedicó al estudio del Derecho. Sin embargo, su ejercicio como abogado fue breve.

Desde temprana edad, Manuel Altolaguirre mostró una inclinación hacia el mundo de la impresión y la edición. En 1923, colaboró en la revista Ambos, junto a destacados escritores como José María Hinojosa y José María Souvirón. Tres años más tarde, en 1926, dio vida a la célebre revista Litoral en compañía de Emilio Prados, un proyecto que se convertiría en un símbolo de la «Generación del 27». Por su prolífica labor editorial, Pedro Salinas lo describió como el «Don Juan de las imprentas».

Tras la disolución de Litoral en 1930, Altolaguirre emprendió en solitario la aventura de la revista «Poesía en Málaga». Esta publicación vio la luz en cinco números, siendo los dos últimos editados en París en 1931. Su vida lo llevó a residir en diversas ciudades, incluyendo París y Londres, donde en 1934 decidió continuar sus estudios en impresión y se dedicó a la traducción de obras de autores como Mary Shelley, entre otros.

Fue en Madrid donde Altolaguirre encontró el amor, conociendo a la que sería su esposa, la destacada poetisa Concha Méndez. Juntos, editaron y publicaron obras fundamentales de la poesía en la colección Héroe y en la revista homónima, como «Razón de amor» de Salinas o «La realidad y el deseo» de Cernuda, entre otras. Fruto de su unión en junio de 1932 con Concha Méndez, nació su hija Paloma, quien más tarde entabló una profunda amistad con Luis Cernuda.

Durante el turbulento período de la Guerra Civil Española, Manuel Altolaguirre se unió a la Alianza de Intelectuales Antifascistas y asumió el cargo de director de La Barraca, además de enrolarse en las fuerzas republicanas. Durante este tiempo, llevó a cabo proyectos editoriales e impresos con propósitos propagandísticos. Sin embargo, la tragedia golpeó duramente a su familia cuando, en agosto de 1936, su hermano Luis Altolaguirre y su antiguo amigo, el poeta José María Hinojosa, fueron ejecutados por un grupo de milicianos anarquistas ante la tapia del cementerio de San Rafael de Málaga. Meses después, otro hermano del poeta, Federico Altolaguirre, militar y simpatizante de Franco, también fue fusilado.

Estos trágicos sucesos, sumados a los horrores de la guerra civil, sumieron a Altolaguirre en una profunda crisis emocional. En enero de 1939, huyó de España a través de los Pirineos y fue confinado en un campo de concentración en Francia. Durante una semana, estuvo ingresado en una institución psiquiátrica hasta que fue rescatado por colegas. Finalmente, logró reunirse con su esposa, Concha Méndez, en casa de Paul Eluard, gracias a la colaboración de Max Ernst y Pablo Picasso. En marzo de 1939, la familia partió hacia América.

Entre los años 1939 y 1943, Manuel Altolaguirre residió en Cuba, donde desplegó una intensa labor editorial, colaborando en la publicación de revistas destacadas como Atentamente, La Verónica, La Pesada, Nuestra España, Espuela de Plata y 1616, entre otras. Posteriormente, en 1943, se trasladó a México junto a su familia. Fue alrededor de 1944 cuando entabló una relación con María Luisa Gómez Mena, con quien finalmente contrajo matrimonio. Gómez Mena, una mujer adinerada de Cuba y mecenas del arte, había sido previamente esposa del militar español Francisco Vives Camino y del pintor cubano Mario Carreño. La relación entre Altolaguirre y su primera esposa se mantuvo en buenos términos a pesar de esto.

Hacia 1945, con el respaldo económico de Gómez Mena, Altolaguirre fundó la editorial Isla, consolidando así su presencia en el ámbito editorial y cultural.

En México, Manuel Altolaguirre destacó principalmente en la industria cinematográfica. En 1946, dio inicio a su carrera como guionista al ser contratado por la compañía Panamerican Films, de la cual su principal accionista y amigo era Benito Alazraki. En 1950, Altolaguirre realizó un viaje a Madrid y Málaga para encontrarse con sus familiares y saludar a viejos conocidos. A partir de 1952, colaboró activamente en la revista malagueña Caracola.

El punto culminante de su carrera cinematográfica llegó en 1952, cuando trabajó como guionista en la película «Subida al cielo» de Luis Buñuel. Esta obra, que participó en el Festival de Cine de Cannes, recibió el Premio de la Crítica en París, obteniendo Altolaguirre el prestigioso Premio Ariel a mejor guion en México como reconocimiento a su labor. Además, incursionó como productor en películas como «Misericordia», basada en la obra de Benito Pérez Galdós, y «Las estrellas», de Carlos Arniches.

Como guionista y director, Manuel Altolaguirre dejó su marca con la película «El Cantar de los Cantares», basada en el comentario de Fray Luis de León, una obra que reflejaba una profunda preocupación religiosa. En 1959, regresó a España para presentarla fuera de concurso en el Festival de Cine de San Sebastián. Sin embargo, en el camino de vuelta a Madrid desde el estreno en San Sebastián, el automóvil que conducía se estrelló en Cubo de Bureba, en la provincia de Burgos. En el accidente, su esposa María Luisa perdió la vida en el acto, mientras que Altolaguirre falleció tres días después, el 26 de julio de 1959.

En palabras de su hermano, «a las tres y cuarto en punto de la tarde […] expiró. Yo le cerré los ojos. Murió besando el crucifijo que un hermano de San Juan de Dios le ofrecía». En su entierro, solo Dámaso Alonso, uno de sus compañeros de generación, estuvo presente. Altolaguirre fue sepultado en el cementerio de San Justo de Madrid, compartiendo tumba con su segunda esposa.

Manuel Altolaguirre es reconocido como uno de los poetas más espirituales e íntimos de la Generación del 27. En sus composiciones, se percibe la influencia de figuras como San Juan de la Cruz, Garcilaso de la Vega, Juan Ramón Jiménez y Pedro Salinas. Aunque su obra es breve y variada, logró construir un universo íntimo y lleno de matices. Su poesía, cálida, cordial y transparente, aborda temas como el amor, la soledad y la muerte con un enfoque romántico.

Altolaguirre consideraba su poesía como una hermana menor de la de Salinas. Un rasgo distintivo de su obra es su musicalidad, caracterizada por el uso predominante de versos cortos y estrofas de origen tradicional.

Entre sus principales obras se encuentran:

Las islas invitadas, 1926
Poema del agua, 1927
Ejemplo, 1927
Alma quieta. 1928, inédito
Escarmiento, 1930
Vida poética, 1930
Lo invisible, 1930
Amor, 1931
El héroe, 1931
Un día, 1931
Un poema para una amiga, 1931
Un verso para una amiga, 1931
Soledades juntas, 1931
La lenta libertad, 1936
Las islas invitadas, 1936
Nube temporal, 1939
Poemas de las islas invitadas, 1944
Nuevos poemas de las islas invitadas, 1946
Fin de un amor, 1949
Poemas cubanos, 1955
Poemas en América, 1955

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