Boy

Boy

Uno de los enigmas más singulares de la literatura rioplatense de comienzos del siglo XX fue descubrir quién se ocultaba tras el seudónimo Boy. Antonio Soto Beigbeder fue periodista, narrador, crítico de arte y comentarista taurino nacido en España que adoptó ese alias para publicar en medios de Uruguay y Argentina.

Antonio Soto nació en Cádiz el 28 de febrero de 1884, hijo de Antonio Soto y Carlota Begbeder. Inició su carrera periodística como cronista parlamentario en el periódico El Bien Público. Más adelante sus textos aparecieron en el diario El Plata de Montevideo, y colaboró también con La Nación de Buenos Aires. En 1924 se reunieron en libro sus columnas llamadas «Rondas», originalmente publicadas en El Plata.

Su novela Las parejas negras, editada por la editorial Gleiser, fue reconocida en 1927 por el Ministerio de Instrucción Pública de Uruguay, al alzarse con el premio a la mejor obra en prosa del concurso convocado ese año. El crítico Alberto Zum Felde sostuvo que Ronda de los niños… logra el “milagro [de] tratar personajes infantiles sin desvirtuarlos”, a la vez que conserva un “humorismo tierno [y] amorosa burla paternal”, rasgos que reflejarían su propia experiencia como padre.

Soto ejerció en Diario del Plata, bajo la dirección primero de Antonio Bachini y luego de Juan Andrés Ramírez Chain, y colaboró también con Caras y Caretas y La Pluma, esta última dirigida por Zum Felde. Fue autor de los guiones de la película muda Del pingo al volante (1929), dirigida por Roberto Kourí, una película de las pocas que han sobrevivido de esa era. Se relata que el escritor uruguayo Felisberto Hernández dedicó a Boy su relato «Historia de un cigarrillo».

Juan Ilaria, en un sentido obituario, lo definió así: “No fue un periodista para élites. Le gustaba ejercer su oficio con pulcritud mental.” Añadió que cultivaba el humor con claridad de estilo, y que “tenía una ética del pensar y una ética de la expresión”. Según Ilaria, Soto recitaba poco antes de morir versos místicos, anónimos, donde se alegorizaban temas eternos, como:

“No me mueve mi Dios para quererte
El cielo que me tienes prometido…”

Sus poemas ascéticos, sus composiciones de juglares del Señor y sus sonetos de marcada religiosidad constituyeron su Réquiem literario. Admirador de José Enrique Rodó y de Zorrilla de San Martín, falleció en Montevideo el 8 de julio de 1980, a los 96 años, dejando tras de sí numerosos descendientes.

Además de firmar como Boy, también utilizó los pseudónimos El chico de la Portera y Novellus.

Durante su vida cultivó diversos géneros: crónica, narrativa y columnas periodísticas. Se le recuerda no sólo por el misterio de su pseudónimo, sino por su integridad intelectual y su estilo sobrio y respetuoso, que contrastaba con la vida agitada del periodismo de su tiempo.

Entre sus principales obras se encuentran:

El molino quemado, 1920
El libro de las Rondas, 1924
Las parejas negras, 1926
Maru, 1927

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