Descripción
El Inismo se fundó en París el 3 de enero de 1980.
Su nombre procede del italiano, ya que su creador, Gabriele-Aldo Bertozzi, eligió la fórmula «Internazionale Novatrice Infinitesimale» para condensar un programa estético concebido como internacional, comprometido con la innovación y atento a lo infinitesimal como territorio creativo.
Esta raíz italiana no es menor, pues enlaza al Inismo con la tradición de las vanguardias peninsulares como el Futurismo y la Poesía Visiva y, al mismo tiempo, lo sitúa como una tercera ola de las vanguardias, llamada a renovar los gestos radicales de la segunda mitad del siglo XX.
El movimiento sostiene que los signos, las letras, grafías y los símbolos no son simples mediadores del sentido sino materia estética autónoma.
La palabra se fragmenta, la tipografía se transforma en gesto plástico y la semántica se emancipa de la fonética.
Ya no se trata de narrar, sino de liberar al lenguaje de sus funciones utilitarias y revelarlo como un espacio de experimentación inagotable.
Francisco Juan Molero Prior fue decisivo al fundar el Inismo en España, en el año 1986.
Con obras que entrelazan poesía visual, caligrafía experimental, símbolos y reflexión teórica, dio al movimiento una proyección española sin restarle su vocación internacional.
Sus piezas no representan el mundo, lo desestabilizan y hacen visible la fragilidad de todo signo y la posibilidad de recomenzar desde lo mínimo.
La importancia de su obra reside en haber consolidado al Inismo como una de las últimas tentativas radicales de la modernidad artística.
Al concebir los signos y los símbolos como unidades móviles y autónomas, su propuesta anticipó la lógica de los emojis, donde lo visual, lo mínimo y lo híbrido desplazan al discurso lineal y reconfiguraron el horizonte de la comunicación contemporánea.