Maresca, Liliana

Maresca, Liliana

Liliana Maresca fue una artista argentina cuya producción, marcada por una gran versatilidad, abarcó disciplinas como la escultura, la pintura, el arte objeto, el montaje gráfico y las instalaciones. Nacida en Buenos Aires en 1951, se convirtió en una figura influyente dentro del panorama artístico local, especialmente en los años de transición democrática tras la última dictadura cívico-militar argentina.

Se formó académicamente en la Escuela Nacional de Cerámica, donde estudió pintura bajo la guía de Renato Benedetti. Más adelante, perfeccionó su dibujo con Miguel Ángel Bengochea y se instruyó en escultura con Emilio Renart. Fue también docente de Morfología 1 en la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires, además de dictar talleres particulares dedicados a la experimentación plástica, abordando desde objetos e instalaciones hasta ambientaciones, performance y técnicas mixtas con materiales no convencionales.

Su primera participación en una muestra colectiva tuvo lugar en 1983 en el Espacio Giesso, ubicado en la ciudad de Buenos Aires. En aquellos años, su hogar en San Telmo se transformó en un núcleo de encuentro artístico, donde se organizaron happenings y eventos efímeros en un clima de ebullición creativa tras el retorno democrático.

Maresca fue autora de intervenciones urbanas innovadoras, como Una bufanda para la ciudad de Buenos Aires (1985), desplegada en la peatonal Florida, o Lavarte, una acción realizada en un lavadero automático en la calle Bartolomé Mitre 1239, en colaboración con Ezequiel Furgiuele, Martín Kovensky, Alejandro Dardik y Marcos López.

En 1986, organizó La Kermesse. El paraíso de las bestias en el Centro Cultural Recoleta, una acción colectiva en la que participaron más de un centenar de artistas, desde figuras consagradas como Horacio Fontova hasta nombres emergentes. Durante ese evento, Maresca se presentó disfrazada de monja en una acción performática que incluía un diálogo simbólico con Dios, rindiendo homenaje a Batato Barea.

Dos años más tarde, en 1988, llevó adelante No todo lo que brilla es oro, una exposición donde exploró la materialidad desde una perspectiva simbólica, vinculada a los procesos de transformación propios de la alquimia.

En 1991, su pieza de gran formato Ecuación-El Dorado, presentada en la exposición colectiva La conquista en el Centro Cultural Recoleta, constituyó una aguda crítica a la colonización de América y al legado del imperialismo europeo. Ese mismo año, presentó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA la escultura Ouróboros, una obra circular confeccionada con libros desencuadernados que remite al símbolo de la serpiente que se muerde la cola, en alusión al ciclo eterno de destrucción y creación.

Liliana Maresca falleció en Buenos Aires el 13 de noviembre de 1994, a causa de una enfermedad relacionada con el VIH. Poco antes de su partida, había trabajado en la organización de Frenesí, una muestra retrospectiva que abarcaba una década de producción artística, aunque no llegó a presenciar su inauguración. Dos días después de su fallecimiento se estrenó Vida, documental de Pablo Reyero que recopila los testimonios de personas afectadas por el VIH.

Maresca dejó un legado potente y transgresor que continúa siendo referencia dentro del arte contemporáneo argentino. Su obra permanece en colecciones públicas y privadas tanto del país como del exterior.

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