Soler Darás, José

Soler Darás, José

José Soler Darás nació en la ciudad de Buenos Aires el 1 de enero de 1899. Fue hijo de Francisco Soler y de María Antonia Darás.

Completó sus estudios secundarios y, desde joven, se vinculó activamente con las corrientes de vanguardia literaria que florecieron en la Argentina durante la década de 1920.

La figura de Soler Darás ha sido rescatada principalmente gracias a la labor de Vicente Trípoli, quien en los años sesenta recuperó una serie de poemas tardíos del autor. Fue el propio Trípoli quien, al abordar la historia de la revista PROA, lo mencionó como secretario de dicha publicación.

Su inclusión en el Diccionario… de Francisco Luis Bernárdez y luego en el de Fermín Chávez confirmó su cercanía al primer peronismo, una adhesión que, sin embargo, quedó relegada en los repertorios literarios posteriores al derrocamiento de 1955, especialmente en los elaborados por autores vinculados a esa corriente.

A continuación, se presenta un recorrido sintético por la producción y el itinerario de este poeta porteño.

Publicó en la revista CRITERIO y participó activamente del grupo de poetas católicos que, a finales de los años veinte, se reunía en el ámbito del CONVIVIO.

Fue miembro de la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.) y se desempeñó profesionalmente en el área judicial, como oficial de justicia.

Colaboró en diversas publicaciones culturales como la revista CULTURA, dirigida por Cascella; POESIA, bajo la coordinación de Francisco Chávez; y en el suplemento literario del diario LA PRENSA, dirigido por César Tiempo.

Su primer libro, En el camino (1920), una colección de poemas en prosa, vio la luz ese mismo año. El diario LA MONTAÑA, gracias a la gestión de Juan P. Calou, publicó algunos de esos textos en sus páginas.

A partir de entonces, comenzó a colaborar con el diario LA NACIÓN y más adelante también con CRÍTICA.

En 1954, Antonio Monti lo incluyó en la Antología poética de la revolución justicialista con un poema titulado “Tras el golpe de 1955”. Se presume que también participó —aunque sin mención explícita— en el folleto anónimo PAX.

Tiempo después, y por iniciativa del mencionado Trípoli, publicó el que sería su último libro, editado por la modesta Editorial de la Fundación Raúl Scalabrini Ortiz, en una colección que también reunió obras de John William Cooke, Manuel Ugarte, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chávez, entre otros.

Durante la aparición de la revista PROA, dirigida por figuras como Jorge Luis Borges, Alfredo Brandán Caraffa, Ricardo Güiraldes y Pablo Rojas Paz, Soler Darás ofició como secretario editorial.

Además de su tarea como poeta, cultivó la crítica literaria. Participó activamente en la REVISTA ORAL del Royal Keller, un proyecto concebido por el poeta Alberto Hidalgo entre 1925 y 1926, que proponía una puesta en escena de carácter paródico en torno al formato de una revista impresa. Esta iniciativa consistía en lecturas públicas de poesía y exhibiciones de arte moderno, incluyendo ocasionalmente suplementos impresos. Entre los fundadores se contaban, además de Hidalgo, nombres como Macedonio Fernández, Norah Lange, Francisco Luis Bernárdez, Emilio Pettoruti, Roberto Ortelli, Raúl Scalabrini Ortiz, Alfredo Brandán Carafa, Eduardo González Lanuza, Leopoldo Marechal y el propio Borges.

Por esos años contrajo matrimonio con Delia Castelo, con quien tuvo tres hijos: Raúl Osvaldo, Laura María Elena y Delia María Inés.

Simultáneamente a su labor poética, continuó ejerciendo como funcionario judicial.

Soler Darás también formó parte de la primera colección de humoristas argentinos publicada en Milán en 1927.

Durante la década de 1930, siguió desarrollando una intensa producción literaria. Entre sus obras de ese período se encuentran Variaciones y una plaqueta titulada Zona para los ojos sin sueño, ambas de 1936.

En los años 1953 y 1954 volvió a publicar en el suplemento cultural del diario LA PRENSA, bajo la dirección de César Tiempo, realizando tres colaboraciones en total durante ese bienio.

Tras el año 1954, la información sobre la vida y obra de José Soler Darás se vuelve escasa. No se han encontrado registros que detallen sus actividades posteriores a esa fecha, ni datos precisos sobre su fallecimiento. Su figura parece haber quedado al margen de los registros literarios oficiales tras el derrocamiento del peronismo en 1955, lo que podría explicar la falta de referencias en antologías y estudios posteriores.

Sin embargo, su legado ha sido objeto de recuperación y estudio en décadas posteriores. En 2002, el escritor León Benarós publicó un artículo titulado «José Soler Darás: un olvidado poeta martínfierrista» en la revista Todo es Historia, donde se destaca su participación en la vanguardia literaria de los años veinte y su vinculación con la revista Martín Fierro. Además, Vicente Trípoli realizó una labor de rescate de sus versos tardíos en la década del sesenta, y se ha señalado su papel como secretario de la revista PROA, dirigida por Jorge Luis Borges, Brandán Caraffa, Güiraldes y Rojas Paz.

A pesar de la falta de información sobre sus últimos años, la obra de José Soler Darás ha comenzado a ser revalorizada por investigadores y académicos interesados en las vanguardias literarias argentinas del siglo XX.

Entre sus principales obras se encuentran:

En el camino, 1920
Terremotos líricos y otros temblores, 1926
El contador de estrellas, 1927
Variaciones, 1936
Zona para los ojos sin sueño y Canto dolor de canto, 1963

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