Descripción
«Marcelo, mi querido y candoroso camarada de ruta al infierno:
He leído tu nota sobre mi librejo. ¿Qué decirte?
Es tan delicado, tan grave. Te digo gracias, gracias, gracias (por muchas cosas -la primera: ese saber de lo que estás hablando, un saber que a vos y a mí no nos sorprende, pero ¡puta madre que los parió!
¿Por qué no nos regalan la casa de R. Rojas para enseñar mejor el modo con que los chicos de nuestros L. Carrol visiten (que los violen, que las clitorideen solamente en honor a Heráclielito, que la hagan chupar lo sabido con dulce de leche La Martona) visiten, digo, a Emmily, tan cercana…
… Leí tu nota y lloré. Se la mandé a O. Paz.
(España espera tus poemas)
Besos tiernos de tu amiga perfectamente desesperada y llena de chistes.
Sasha».
FRAGMENTOS
Extensa, íntima y de alto contenido emocional, esta deslumbrante carta de Alejandra PIzarnik hace referencia a su libro “El infierno musical”.
Escrita unos meses antes de su suicido, este maravilloso documento nos permite acercarnos, y entender un poco mejor, la condición anímica y emocional de Alejandra en aquel fatídico año 1972.
Muy lejos de su usual manera de escribir; en esta ocasión algunas de las ideas vertidas en esta carta resultan inconexas.
Asimismo, abre paréntesis que después no cierra, utiliza dos colores de tinta (rojo y verde) y la desprolijidad de la escritura va aumentando a medida que escribe hasta llegar, por momentos, a parecerse a los trazos de una niña que está aprendiendo a dibujar.