Giribaldi, Daniel
Daniel Giribaldi, cuyo nombre real era Diógenes Jacinto Giribaldi, nació en el barrio de Nueva Pompeya, Buenos Aires, el 30 de abril de 1930. Muere en esta misma ciudad el 2 de noviembre de 1984 de cirrosis hepática.
A lo largo de su vida, Giribaldi no se limitó únicamente al ámbito poético, sino que incursionó en diversas áreas, desempeñándose como periodista, redactor de manuales e incluso ocupando cargos públicos, llegando a ser funcionario del Servicio Penitenciario Nacional, portando su pistola al cinto con diligencia.
Su trayectoria artística se inauguró en 1958 con la publicación de los relatos recogidos en «Villa de Dios no se entrega». Este fue solo el inicio, ya luego publicó su obra poética «Agua reunida» y su novela «El desarme». No obstante, fue casi una década después, en 1968, cuando lanzó al mundo sus versos lunfardos bajo el título de «Sonetos mugres», y en 1974 deleitó a sus seguidores con «7 milongas de un saque».
Sin embargo, lo más preciado de su legado quedó plasmado en innumerables hojas sueltas, que su amada viuda recopiló con esmero tras su fallecimiento, presentándolas en volúmenes manejables y estéticamente cautivadores.
El ascenso triunfal de Giribaldi en el panorama de la poesía lunfardesca se consagró con la publicación de «Sonetos mugres», obra que recibió el respaldo de eminentes figuras de la época, entre ellas, José Barcia y José Gobello, quienes ocupaban entonces los cargos de presidente y secretario de la Academia Porteña del Lunfardo, respectivamente. En estos versos, la esencia del poeta alado, tal como lo describió Selles, se manifestó en toda su plenitud.
Al recibir el honor de ser nombrado académico, Giribaldi expresó sobre sí mismo: «Mi recorrido, a menudo modesto y a veces ambicioso, al sumarme a la Academia Porteña del Lunfardo, dejará de ser un asunto individual para pertenecer a todos. Y esta, en verdad, es una ambición que, al mismo tiempo, constituye una vocación inquebrantable en mí». El 6 de noviembre de 1982, fue elegido para ocupar el sillón denominado «Dante A. Linyera», estableciendo así un vínculo espiritual con Nicolás Olivari, quien había sido uno de los fundadores de dicha institución. Olivari y Giribaldi, ambos distantes descendientes de la musa de François Villon, compartían una conexión trascendental que se reflejaba en su obra y en su compromiso con la cultura y el arte.
Entre sus principales obras se encuentran:
Agua reunida, Buenos Aires, 1958
Sonetos Mugres, Buenos Aires, 1968
Bien debute y a la gurda, Buenos Aires, 1984
Cantares y coplas, Buenos Aires, 1986
La construcción del laberinto, Buenos Aires, 1987
Sonetos de amor, Buenos Aires, 1988
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