Molina Campos, Florencio
Florencio Molina Campos, célebre dibujante y pintor argentino, se destacó por su singular representación de las escenas costumbristas de la pampa y de la vida rural de su país.
Su nombre completo era Florencio de los Ángeles Molina Campos, y nació en el seno de una familia tradicional de Buenos Aires, hijo de Florencio Molina Salas y Josefina del Corazón de Jesús Campos. Desde joven, alternaba entre la vida urbana y las estancias familiares, lo que enriqueció su visión artística.
Molina Campos fue un autodidacta en su oficio y desarrolló su estilo único sin formación académica formal.
El 31 de julio de 1920 se casó con María Hortensia Palacios Avellaneda, y un año después nació su única hija, Hortensia, a quien llamaban cariñosamente «Pelusa». Sin embargo, el matrimonio no perduró.
En 1926, motivado por amigos y aprovechando la influencia familiar en la Sociedad Rural Argentina, donde sus antepasados habían sido socios fundadores y él mismo era socio, realizó su primera exposición. La muestra atrajo la atención del entonces presidente Marcelo Torcuato de Alvear, quien lo nombró profesor de arte en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda. Ese año, 1926, fue crucial para la cultura argentina, marcado por publicaciones emblemáticas como «El juguete rabioso» de Roberto Arlt y «Don Segundo Sombra» de Ricardo Güiraldes. La obra de Molina Campos, aunque desde una óptica humorística y expresionista, se relaciona en cierto sentido con la obra de Güiraldes, en su representación del mundo rural argentino, aunque con un enfoque más jocoso y melancólico.
En 1930, publicó en el diario La Razón la serie «Picapiedras criollos». Ese mismo año, bajo la supervisión de su amigo Luis Pastorino en Alpargatas S.A., se lanzó el famoso almanaque de 1931, que incluía doce obras gauchescas en gouache, difundidas internacionalmente.
Gracias a una beca de la Comisión Nacional de Cultura, viajó en 1937 a Estados Unidos, donde contrajo matrimonio con María Elvira Ponce Aguirre el 21 de diciembre, según las leyes locales. En 1938 realizó una exposición en el English Book Shop de Nueva York.
A partir de 1942, y hasta mediados de la década de 1950, colaboró con los estudios de Walt Disney como asesor técnico en la producción de películas como El gaucho volador, Goofy se hace gaucho, Saludos, amigos, El gaucho reidor y Los tres amigos. También contribuyó en la creación de la película animada Bambi (1942), donde se aprecia la influencia de los paisajes de la isla Victoria en el lago Nahuel Huapi, en la Patagonia argentina.
En 1946 publicó Vida gaucha, un libro de texto para estudiantes de español en Estados Unidos.
Su obra fue reconocida en numerosas ocasiones; en 1950 ganó el Premio Clarín y la Medalla de Oro del V Salón de Dibujantes Argentinos. En 1956 participó en el cortometraje Pampa mansa, presentado en el Festival de Berlín, donde también estuvo presente.
El legado de Molina Campos fue honrado en diversas exposiciones, como la realizada en 1981 en la Galería «La casa de Antonio Berni», con 115 obras cedidas por el Museo «Florencio Molina Campos» de Moreno, bajo la dirección de su esposa María Elvira Ponce Aguirre. Antonio Berni fue el encargado de inaugurar la muestra.
En septiembre de 2019, el Museo de Arte Popular José Hernández, en colaboración con la Fundación Florencio Molina Campos, organizó una muestra en homenaje al artista por el 60 aniversario de su fallecimiento, exhibiendo piezas y materiales inéditos.
Actualmente, su único nieto dirige F. Molina Campos Ediciones, la única entidad autorizada para editar productos con sus imágenes, promoviendo su obra junto a la Fundación Florencio Molina Campos, que continúa difundiendo su legado, símbolo de la identidad argentina a nivel mundial.
Molina Campos es recordado especialmente por los icónicos almanaques de Alpargatas S.A.I.C., donde, bajo la supervisión de Luis Pastorino, logró plasmar imágenes cautivadoras de la época. Su estilo, cargado de un humor melancólico y de un aire caricaturesco a menudo naïf, con detalles expresionistas y cromáticos, es un reflejo de su aguda observación de la vida nacional. En este sentido, aunque con estilos diferentes, Molina Campos comparte afinidades temáticas con Pedro Figari.
Su primera exposición se llevó a cabo en 1923 en la Galería Witcomb de Buenos Aires.
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