Cortés, Alfonso
Alfonso Cortés Bendaña, nacido el 9 de diciembre de 1893 en León, Nicaragua, fue un poeta, periodista, traductor y maestro reconocido como uno de los tres grandes poetas nacionales de su país, junto a Salomón de la Selva y Azarías H. Pallais, tras la figura indiscutible de Rubén Darío. Adscrito al movimiento postmodernista en Centroamérica, su obra refleja una profunda influencia del simbolismo francés, especialmente de Mallarmé.
Desde muy joven, Cortés mostró una asombrosa aptitud intelectual: a los tres años ya sabía leer y a los siete escribió su primer poema, «El disco de Oro», del cual aún se conserva el texto. Recibió su formación primaria en la escuela del maestro Vicente Ibarra y cursó hasta el tercer año de bachillerato en el Instituto Nacional de Occidente. Abandonó sus estudios formales para dedicarse al magisterio y a la escritura, cultivando de manera autodidacta su interés por las lenguas. Dominó el inglés, italiano, portugués y francés, siendo este último su especialidad. Además, sus lecturas abarcaron temáticas esotéricas, filosóficas y literarias, con un marcado énfasis en el simbolismo francés y, por supuesto, en la obra de Rubén Darío.
En 1920, Cortés viajó a México para participar en el «Primer Congreso de Periodistas Hispanoamericanos». Durante su regreso, hizo una parada en Guatemala, donde presentó su poema «La Odisea del Istmo» en los Juegos Florales de Quezaltenango, obteniendo el Primer Premio en Poesía en septiembre de 1921, durante la «Feria Centroamericana de Independencia». Posteriormente, trabajó como redactor del diario El Excélsior y retornó a Nicaragua en 1922.
A partir de 1927, su vida tomó un giro dramático. Vivió en la casa de su infancia, la misma en la que creció Rubén Darío, y en febrero de ese año sufrió una crisis mental que lo sumió en un estado de locura del que nunca se recuperaría. A pesar de su enfermedad, continuó escribiendo. Su primer poema bajo este estado fue «La canción del espacio». Su familia, debido a sus violentos episodios, lo mantenía encerrado, e incluso lo encadenaban a una viga del techo. Durante uno de estos encierros, escribió su famoso poema «Ventana» (originalmente titulado «Un detalle»), que inspiró la canción «Ventanillas», compuesta por Hernaldo Zúñiga, con la cual el cantante obtuvo el tercer lugar en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en 1974.
A raíz de su esquizofrenia, fue internado en el Hospital de Enfermos Mentales de Managua en 1944. En esa ciudad, fue objeto de numerosos homenajes por su contribución a la literatura nicaragüense. En 1951, fue trasladado a Costa Rica, pero regresó a su país tres meses después. En 1967, el presidente de Nicaragua, Dr. Lorenzo Guerrero Gutiérrez, ordenó su traslado del hospital a su hogar en León, donde quedó al cuidado de sus hermanas.
El poeta Pablo Antonio Cuadra escribió en su célebre artículo sobre Alfonso Cortés: «Alfonso es el primer gran poeta metafísico que produce Centroamérica. Metafísico en el sentido en que su poesía siempre tiende a saltar al otro lado del misterio de las cosas visibles, creando -con el auxilio de su locura- un lenguaje alucinante, que por asociaciones y contrastes de palabras y conceptos, nos hace participar y penetrar en esa zona de misterio y de sombra…».
Cortés falleció el 3 de febrero de 1969 a los 75 años, poco después de haber recibido un homenaje por parte de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Sus restos descansan en la Catedral de León, junto a los de figuras como Rubén Darío, Miguel Larreynaga, Salomón de la Selva y José de la Cruz Mena.
Su producción literaria puede clasificarse en tres etapas: poesía modernista, poesía alfonsina y poesía didáctica, aunque estas divisiones no marcan una evolución lineal, sino que las etapas coexisten de manera intemporal. Según el académico Nicasio Urbina, «La poesía de Cortés es un discurso metafísico, un espacio textual donde las cosas cobran vida y espíritu, donde las palabras se agitan con una vocación profunda y trascendental…».
Entre las distinciones que recibió a lo largo de su vida destacan:
En 1925, fue nombrado Cónsul de Guatemala en México (aunque no asumió el cargo para atender la enfermedad de su madre).
Fue exaltado como precursor del movimiento literario de la Vanguardia Nicaragüense en 1934 por jóvenes escritores como José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra y Joaquín Pasos.
En 1950, recibió una medalla otorgada por el Congreso Nacional de Nicaragua.
En 1969, fue honrado con el título de «Doctor Honoris Causa» por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Entre sus principales obras se encuentran:
La odisea del istmo, 1922
Poesías, 1931
La música de la existencia, 1932
Tardes de oro, 1934
Poemas eleusinos, 1935
30 poemas de Alfonso, 1952
Las siete antorchas del sol, 1952
Las rimas universales, 1964
Las coplas del pueblo, 1965
Las puertas del pasatiempo, 1967
Antología, 1979
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