Hernández, Miguel

Hernández, Miguel

Miguel Hernández, figura destacada como poeta y dramaturgo en la literatura española del siglo XX, ha sido tradicionalmente asociado con la generación del 36, aunque su vínculo más cercano con la generación del 27 llevó a Dámaso Alonso a considerarlo un «genial epígono». Recientemente, gracias a las investigaciones de A. Sánchez Vidal, se le vincula también con la Escuela de Vallecas.

Nacido el 30 de octubre de 1910 en Orihuela, España, Hernández creció en una familia dedicada a la cría de ganado caprino, tarea que lo llevó a ser pastor desde temprana edad. Durante sus días al cuidado del rebaño, se dedicó fervientemente a la lectura y la escritura de sus primeros versos.

Los libros fueron su principal fuente de conocimiento poético, convirtiéndose así en un autodidacta completo en este campo. Figuras como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y especialmente Luis de Góngora fueron sus maestros literarios.

En 1931, a la edad de veinte años, obtuvo su único premio literario concedido por la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano con el poema de 138 versos titulado «Canto a Valencia», bajo el lema «Luz…, Pájaros…, Sol…».

Con la creciente reputación que ganó por sus publicaciones en diversas revistas y periódicos, viajó a Madrid el 31 de diciembre de 1931 en busca de oportunidades literarias, aunque regresó a Orihuela en mayo de 1932 tras un intento infructuoso de establecerse en la capital. Este viaje, sin embargo, fue crucial al permitirle familiarizarse con la obra de la generación del 27 y adquirir conocimientos esenciales para la composición de su obra «Perito en lunas».

En 1933 publicó «Perito en Lunas», su primer libro, y realizó lecturas de su obra en la Universidad de Cartagena y el Ateneo de Alicante. Más adelante, en su segunda estancia en Madrid, encontró empleo como colaborador en las Misiones Pedagógicas, donde José María de Cossío lo nombró secretario y redactor de la enciclopedia «Los toros».

Durante esta época, Hernández entabló amistad con Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, lo que influenció su breve incursión en el surrealismo. Su poesía se tornó más social y políticamente comprometida con los más desfavorecidos. Tras la muerte de su amigo Ramón Sijé en diciembre de 1935, escribió la memorable «Elegía», elogiada por Juan Ramón Jiménez.

En marzo de 1937 contrajo matrimonio con Josefina Manresa antes de partir al frente de Jaén. Ese mismo año asistió al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en Madrid y Valencia, donde conoció a César Vallejo. En 1937 nació su primer hijo, Manuel Ramón, quien falleció a los pocos meses, y en enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó las célebres «Nanas de la cebolla» y escribió «Viento del pueblo».

En junio de 1941 fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde enfermó gravemente de bronquitis, tifus y tuberculosis. A pesar de los esfuerzos médicos, falleció el 28 de marzo de 1942 en la enfermería de la prisión alicantina, a la edad de treinta y un años.

Entre sus principales obras se encuentran:

Perito en lunas, 1933
Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras, 1933
El torero más valiente, 1934
Los hijos de la piedra, 1935
El rayo que no cesa, 1936
El labrador de más aire, 1937
Teatro en la guerra, 1937
Viento del pueblo, 1937
Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), 1958
El hombre acecha (1937-1938), 1981

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