Rafael Calzada Fernández nació en Navia, una localidad asturiana, el 23 de enero de 1854. Su hogar se encontraba en la calle del Hospital número 3, y sus padres fueron Rafael F. Calzada, un antiguo notario de la villa, y Rosa Fernández Luengas. Se convirtió en un jurista español que emigró a Argentina.

Estudió latinidad en Folgueras (Coaña), una aldea cercana en la orilla izquierda del río Navia, bajo la tutela de José Maria Villamil. Continuó su formación en el Instituto de Casariego en Tapia, donde fue uno de los mejores alumnos. Estudió Derecho en las universidades de Barcelona y Madrid, pero prefirió recibir su investidura de abogado en Oviedo, su ciudad natal, obteniendo una calificación de sobresaliente en los ejercicios realizados el 17 de junio de 1875.

Comenzó su carrera como abogado en Madrid, donde trabajó junto a Francisco Pi y Margall. Mientras estudiaba, demostró sus habilidades literarias como redactor del antiguo periódico republicano La Discusión, publicando artículos y poesías que aparecieron en este y otros periódicos de Madrid y Oviedo.

En el mismo año en que obtuvo su reválida, y dado que no podía hacer oposiciones para la carrera de la magistratura debido a su edad, decidió establecerse en Buenos Aires, la capital de la República Argentina. Poco después de su llegada, se unió al bufete de José María Moreno, decano de la Facultad de Derecho y senador, ya que anhelaba dedicarse a la magistratura, aunque sabía lo difícil que era abrirse paso en España.

Rafael Calzada Fernández estableció su oficina de abogados en la calle Villa Calzada F.C. SUD Argentina. En mayo de 27 de 1926, remitió una correspondencia a Marcelino Suárez González, el último esposo de la destacada escritora nacida en Santander (Cantabria), Elena Quiroga de Abarca, de origen gallego. En la carta, Calzada le informaba a Suárez González que su cuarto y quinto tomo estaban en prensa y se compondrían como sus libros «Cincuenta años de América» (sus «Memorias»), a los que añadiría sus 20 años en España antes de emigrar a la República Argentina, abarcando la revolución del 68, la guerra carlista, la república, su caída, la restauración, y otros eventos.

En Argentina, su primer tomo, Katara, una narración polinésica, fue muy bien recibido y ha sido elogiado por destacados escritores, académicos y grandes críticos de España. La ciudad de Rafael Calzada, en Argentina, lleva su nombre.

Calzada falleció en 1929, después de graduarse como Doctor en Derecho mediante examen general, y poco después de que el Dr. Moreno lo nombrara como director de la Revista de Legislación y Jurisprudencia.

Entre sus principales obras se encuentran:

A la colectividad española de la República Argentina. Discursos. Con prólogo de Calixto Oyuela. Buenos Aires: Imprenta de «El Correo Español», 1900