ArtistaCalzadilla, Juan
(Altagracia de Orituco, 1931) Escritor venezolano reconocido por su trayectoria como poeta, ensayista y crítico de arte. Su participación en los principales movimientos de vanguardia de su país impulsó el desarrollo de la poesía urbana y de la reflexión metapoética, lo cual se ve reflejado en obras como «Dictado por la jauría» (1962) y «Tácticas de vigía» (1982).
Al igual que el también poeta Juan Sánchez Peláez, quien recibió el Premio Nacional de Literatura en 1976, Juan Calzadilla nació en Altagracia de Orituco, en el estado Guárico. Ambos comparten una paradoja interesante al haber nacido en el corazón de la región más emblemática del telurismo nacional: los Llanos venezolanos, lo cual resulta sorprendente, ya que en su obra no se asocian con los epítetos «llanero» como nacionalismo, folklorismo, vida campesina, rudeza y sencillez primitivas.
Después de mudarse a Caracas desde muy joven y completar sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela, Calzadilla comenzó a publicar su obra poética a mediados de la década de 1950 con obras como «Primeros poemas», «La torre de los pájaros» y «Los herbarios rojos» (1958). Sin embargo, su verdadera irrupción en el medio cultural se produjo a comienzos de la década de 1960, como miembro activo del grupo El Techo de la Ballena, junto a Caupolicán Ovalles, Carlos Contramaestre y Efraín Hurtado.
Durante la década de 1970, Calzadilla promovió la poesía urbana y otras manifestaciones poéticas consideradas rupturistas. Ya en «Dictado por la jauría» (1962), había conferido a la materia urbana una de sus formulaciones más interesantes y personales, hablando no sobre, sino desde la ciudad: desde la anónima y desamparada experiencia de un habitante de Caracas.
En la década de 1980, Calzadilla fue uno de los fundadores de la revista Imagen, del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), y junto con Guillermo Sucre y otros, promovió la vida ciudadana, el diálogo y lo cotidiano en el grupo Tráfico. Su obra poética siguió al pie de la letra su dictamen: «No hay buena literatura que no encierre una conciencia del lenguaje». Sobre todo a partir de «Tácticas de vigía» (1982), esta postura se hace explícita, y Calzadilla elabora una lírica sincrética, en la que confluyen el aforismo y la prosa, el coloquialismo y la reflexión teórica, el diario y la confesión.
Sus más de quince libros de poesía parecen cuestionar al lector y lo invitan a cuestionarse: ¿qué provecho tiene la poesía en la actualidad?, ¿qué importancia o significado puede tener en nuestras sociedades? «Entre los poetas de su generación -afirma Lubio Cardozo- Juan Calzadilla presenta una obra bien organizada, respaldada por una clara concepción de lo artístico y lo literario. Pocos como él han dedicado tanto pensamiento a la fenomenología de la creación poética expresada en sus mismos textos líricos, aforísticos, testimoniales». El nombre de su primera compilación de poemas, publicada en 1970, resume su concepción combativa y cívica de la poesía: Ciudadano sin fin.
Juan Calzadilla también fue un sobresaliente artista plástico y, sobre todo, dibujante, con una obra que comenzó en 1962, y un crítico de arte que renovó la comprensión de las artes plásticas en Venezuela. En el ámbito de la historiografía del arte venezolano es, hasta la fecha, el único rival de John Boulton. Realizó numerosas monografías sobre artistas como Manuel Cabré, Braulio Salazar y Pedro Ángel González, y estudios sobre los principales períodos y actores del arte moderno y contemporáneo en Venezuela, de los que destacan El abstraccionismo en Venezuela (1961), Pintores venezolanos (1963), El arte en Venezuela (1967), El ojo que pasa (1969) y Pintores venezolanos del común (1975). Es uno de los tres especialistas reconocidos en la obra del pintor Armando Reverón, junto con John Boulton y Luis Pérez Oramas.
Considerado también uno de los más activos y eficaces impulsores de movimientos artísticos y actividades literarias de la segunda mitad del siglo XX, se podría decir que la hiperactividad de Calzadilla en este ámbito sentó las bases para que prendiera en Venezuela, en la década de 1980, la figura y función del «gestor cultural», hoy perfectamente adaptada en museos, editoriales y centros de investigación públicos y, por supuesto, en las fundaciones culturales de las empresas privadas. El jurado que le concedió, en 1996, el Premio Nacional de Artes Plásticas reconoció su importante labor en este campo al expresar que su candidatura había sido votada «por ser un hombre dotado y entregado a la cultura, en su diversa condición creadora: dibujante, difusor y crítico de las artes visuales y estímulo de las vanguardias artísticas en Venezuela». Poeta, pintor, crítico de arte y literatura, traductor, animador de revistas y talleres literarios, Calzadilla fue, en todas estas facetas, un polemista y un «insistente», adjetivo que él mismo solía atribuirse y aceptaba con agrado.
Entre sus principales obras se encuentran:
Primeros poemas, 1954
La torre de los pájaros, 1955
Los herbarios rojos, 1958
Dictado por la jauría, 1962
Malos modales, 1965
Ciudadano sin fin, 1969
Oh smog, 1978
El ojo que pasa, 1979
Agendario, 1988
Antología paralela, 1988
Minimales, 1993
Principios de Urbanidad, 1997
Corpolario, 1998
Diario sin sujeto, 1999
Aforemas, 2004
Libro de las poéticas, 2006
Vela de armas, 2008
Noticias del alud, 2009
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