Tomás Lago Pinto (Chillán, 22 de septiembre de 1903-Santiago, 2 de abril de 1975) fue un poeta, investigador y fomentador cultural chileno. Fue precursor en la defensa y difusión del patrimonio cultural en su país, es conocido como el «visionario del arte popular chileno», según palabras de Nicanor Parra.

Nació en Chillán, donde cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal de Chillán. En esa ciudad participó de varias iniciativas artísticas y literarias, como la revista estudiantil Ratos Ilustrados, publicación por medio de la cual entabló amistad con el igualmente joven Pablo Neruda. Sus intereses intelectuales maduraron al calor de estas actividades, que dieron fruto a su primer trabajo literario: el libro de prosa poética Anillos, escrito en conjunto con el poeta parralino y publicado en 1926.

Establecido en Santiago, estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, carrera que, sin embargo, no completó. Activo y multifacético, se dedicó a la escritura y la crítica literaria, colaborando con artículos para diversas publicaciones periódicas y llegando a publicar trece libros de su autoría, entre novelas, cuentos, ensayos y biografías. Entre estos últimos destacan sus trabajos sobre pintura chilena, una obra póstuma sobre la viajera inglesa María Graham y el libro Vicuña Mackenna en California (1939), sobre el político, historiador, polígrafo y filántropo Benjamín Vicuña Mackenna, personaje por quien Lago sentía especial admiración y que inspiró, en gran medida, su principal empresa intelectual a lo largo de su vida: el reconocimiento público de la cultura popular como fuente de conocimiento, identidad y desarrollo social.

Sus esfuerzos por fomentar la cultura nacional dieron lugar a otras importantes iniciativas: fundó y dirigió la Revista de Educación (1928), órgano del ministerio del ramo; fue miembro fundador de la Sociedad de Escritores de Chile (1932) y de la Alianza de Intelectuales de Chile; organizó la primera «Gran Feria del Libro de Santiago» (1938) e impulsó la creación del Premio Nacional de Literatura, oficializado en 1942. Si bien fue en el ámbito del arte popular donde dejó la mayor huella, las reflexiones de Tomás Lago acerca de la cultura local trascienden ese campo y exploran cuestiones tan avanzadas a su época como el turismo y la propiedad intelectual.