Descripción
Ejemplar especialmente dedicado por el autor a la dramaturga argentina María Luisa Rubertino:
«Para María L. Rubertino
con votos y esperanzas por su película,
en la confianza de que el cine argentino
debe basarse en los buenos escritores del país
Antonio Di Benedetto»
La obra ZAMA no es tanto una novela sobre la espera sino un cuerpo narrativo que convierte esa espera en una estructura epistemológica.
Su originalidad no consiste en describir el tiempo, sino en desmantelarlo desde su propio centro.
Diego de Zama no es un personaje en sentido convencional, es una conciencia devastada por el fracaso de una lógica imperial que no lo incluye y tampoco lo libera.
El centro de la obra es la propia tensión que se produce por la distancia existente entre el lenguaje y el mundo.
Y en lugar de ornamento, hay fisura.
La novela posee, entonces, no una estética barroca, sino una lógica de la contradicción:
Cada frase señala el fracaso del sentido.
La historia colonial, la cual suele leerse como un simple telón de fondo –la ciudad de Asunción del siglo XVIII sometida al orden borbónico; la administración imperial; la violencia– aparece en ZAMA como un eco.
La novela no organiza su sentido a partir de un centro histórico, y esa ausencia la vuelve más radical y novedosa.
Su fin no es describir las características de un régimen político, sino mostrar cómo el colonialismo opera como una temporalidad suspendida que, con el paso del tiempo, se transforma en una forma de lenguaje.